Tu sonrisa,
tu alegría,
tus ganas de vivir,
tus ganas de compartir,
tu voluntad por ayudar,
tu pasión por los niños,
tu idea de dejar a tu hijo un mundo mejor,
tus carcajadas…
Todo eso me llevo de ti.
Los amigos no se miden por el tiempo que llevan contigo
si no por la huella que dejan en el corazón.
Y tú pisabas fuerte.
Anoche te soñé
en nuestro último aquelarre.
Y nos despedíamos todas de ti,
con un abrazo, y un ¡hasta siempre!
Feliz viaje.
Amén.
Siempre te recordaremos