La contaminación química existente en nuestro hogar es otro de los muchos factores que puede hacer que nuestro sistema inmune se vea afectado.
No nos damos cuenta, pero en la sociedad moderna vivimos rodeados de productos químicos de los que no somos conscientes.
Como en todo, la dosis hace el veneno.
El problema principal es que estos tóxicos están tan presentes en nuestra vida cotidiana que la cantidad que acabamos inhalando/ingiriendo es superior a la que un organismo sano podría “procesar y desechar”. Se nos acumulan en el organismo y a la larga nos acaba afectando a la salud.
Alergias, picores, intolerancias alimentarias, transtornos gastrointestinales, mocosidad, eccemas, etc. Son el resultado de un sistema inmunitario debilitado debido a la continua exposición del organismo a tóxicos químicos (entre otras cosas).
El primer paso: ser consciente
Sabemos que están ahí pero no los vemos. Y a veces, hasta nos cuesta creer que nos puedan dañar.
“¿Cómo va a ser malo este jabón de bebé? ¡Pero si es de farmacia!“
Lo primero que debemos hacer es ser conscientes de que los químicos están en el 90% de productos que compramos habitualmente y que lo van a seguir estando (a no ser que cambien las leyes y las hagan más restrictivas).
Infórmate y actúa desde la calma
El siguiente paso es no alarmarse. Es fácil caer en la trampa de la obsesión y autoprovocarnos un estado de continua ansiedad por el mero hecho de imaginar toda la m… que nos estamos tragando a diario.
Tranquilo.
El estrés emocional continuado hace más daño que comer un paquete de Pringles, te lo aseguro.
El camino a seguir sería empezar a retirar en la medida de lo posible estos químicos de tu hogar y de tu dieta, sustituyéndolos por alternativas más saludables. Y sobre todo no agobiarse.
¿Por dónde empiezo a evitar la contaminación química?
Te diré algunos trucos por los que empecé mi andadura para librarme a mi y a mi familia de tóxicos. Reconozco que no los sigo siempre a rajatabla (soy humana) pero intento tenerlos en cuenta lo máximo posible 🙂
Alimentación
Escuché una vez una frase que tiene toda la razón del mundo:
No comas nada que no puedas explicar a tu abuelo de qué está hecho.
- 1) Sustituye alimentos por su equivalente ecológico, sobretodo las frutas y verduras, que estén lo más limpios posibles de pesticidas.
Son más caros, si. Lo sé. Pero tu salud lo vale, ¿no?
Y quizás de momento no nos sea posible comer todo ecológico, pero hay que intentarlo en la medida que podamos.
- 2) Elige alimentos frescos de proximidad y de temporada. Piensa que mientras de más lejos provengan, más química les habrán puesto para que duren hasta llegar al supermercado. Y seguramente hayan pasado por un proceso de maduración artificial.
Los gases etileno y acetileno se usan habitualmente para madurar artificialmente las frutas, que resultan así más atractivas visualmente para el consumidor.
- 3) Pela las frutas que no provengan de cultivo ecológico.
Las frutas “brillantes y bonitas” son así por la capa de cera que les ponen.
La fruta natural no brilla como si fuera de cerámica 😉
- 4) Lava con agua y vinagre los alimentos que vayas a ingerir crudos, y que no provengan de cultivo ecológico.
- 5) Es mejor consumir pescado de proximidad y de pequeño tamaño.
El nivel de mercurio y otros metales pesados es mayor en los peces más grandes.
Por eso a las embarazadas se les recomienda no ingerir atún ni pez espada (y yo pienso: si es malo para ellas también lo será para el resto de los mortales, ¿no?)
- 6) Consejo de cajón: minimiza el consumo de precocinados, bollería industrial y comida rápida (Bye bye, McDonalds!).
Química a tutiplén.
- 7) Lee las etiquetas siempre y huye como de la peste de todo lo que contenga un exceso de palabras que no entiendas o siglas que empiecen por “E-“.
Cosmética
Algo de lo que no somos conscientes cuando nos ponemos cremas o usamos jabones es que también nos nutrimos a través de la piel.
Una buena amiga me dio la regla de oro:
“no te pongas nada en la piel que no te comerías con la boca“.
- 8) Sustituye los jabones, champús, cremas, etc. por una versión más natural y casera. O mejor aún, aprende a hacer tus propios jabones, champús y cremas.
- 9) Si te tiñes el pelo, prueba a hacerlo con henna.
- 10) Cambia el body milk por aceite vegetal natural (de oliva de primera prensada en frío, de almendras, etc…)
- 11) Fabrica tú mismo la crema del culito de tu bebé, mezclando arcilla blanca y aceite vegetal (caléndula, oliva, almendras…)
- 12) Cambia la crema solar de protección química por otra de barrera física. Son más espesas y se absorben peor, pero son mucho mejores para el organismo.
Productos de limpieza
- 13) Si usas, sustituye el suavizante de la ropa por una versión casera que puedes hacer con vinagre y bicarbonato. O echa directamente un chorrito de vinagre en el cajetín del suavizante.
- 14) Cuando uses productos de limpieza para lavar los platos, el baño, los suelos, etc., ponte guantes para proteger la piel de tus manos.
- 15) ¿Has probado a usar el vinagre como limpiador? ¡Hace milagros contra la cal!
Bueno, yo creo que con estos quince tips ya tienes por dónde empezar a eliminar tóxicos de tu hogar y de tu alimentación.
Pero como te dicho antes lo que cuenta es despertar la conciencia y las ganas de investigar por uno mismo.
Es un tema apasionante que daría para muchos más posts. Y me habré dejado mucha cosa en el tintero, seguro.
¿Te apetece contarme qué haces tú para minimizar la contaminación química en tu hogar? Me interesan muchísimo tus consejos sobre el tema.
¡Abrazos!
Con amor,
Muy buenos consejos, fáciles de seguir!!! Hay q concienciarse del problema pero sin alarmarse!!!
Me alegro que te haya gustado Sandra!
Un abrazo!