Por qué elegir el camino fácil


Mi experiencia personal a lo largo de los años y sobretodo después de haber sido madre, me dice que lo más práctico en la vida es escoger el camino más fácil posible.

elige el camino fácil

 

¿Qué es el camino fácil?

[piopialo]El camino fácil será el que te lleve a tu objetivo con menos dolor y sufrimiento.[/piopialo]

 

¿Y de dónde viene ese dolor y sufrimiento?

Pues nada más y nada menos que de tus propias resistencias al proceso natural de las cosas.

La resistencia a algo crea tensión, ya sea física, emocional o mental. Cuando soltamos la tensión y dejamos de oponer resistencia a esa realidad, es cuando todo fluye.

En nuestra sociedad tenemos un bagaje cultural que premia el esfuerzo y que considera que algo tiene más mérito cuanto más se ha sufrido para conseguirlo.

Pero… ¿y si simplemente se trata de hacer caso al instinto? ¿Realmente tiene más mérito haber sufrido mucho muchísimo para llegar a algo?

Veámoslo con un par de ejemplos:

 

Ejemplo 1: Fidencia quiere ser bailarina.

La joven Fidencia quiere llegar a ser bailarina. Pero sus padres le dicen no haga castillos en el aire y que se dedique a algo de provecho.

A regañadientes se matricula en la carrera de Económicas porque le han dicho que tiene muchíiiisimas salidas. Cuando acaba encuentra trabajo en una gris multinacional.

Vale, si. Fidencia gana pasta y vive bastante bien. Pero no acaba de ser feliz.

Un día decide apuntarse a clases de hip-hop. Le encanta, se desahoga y libera la adrenalina acumulada durante el día.
En una ocasión la profesora de hip-hop se pone enferma y le pide a Fidencia, su alumna más aplicada, si le hace el favor de sustituirla ese día.

¡Uuuffff! ¿Yoooo? ¡Que nervios!

Después de la clase Fidencia está satisfecha porque todo ha ido genial y piensa:

Hmmm…¡cómo me gustaría ser profesora de hip-hop algún día!

Total, que nuestra amiga se lía la manta a la cabeza y le propone a su profe ser su ayudante.

La profesora y ella empiezan a planear la manera de trabajar juntas pero… ¡ay! Hay un pequeño impedimento: para trabajar en el gimnasio debe tener el “Posgrado en técnicas de baile y expresión corporal” (me lo invento).

¡Ah, vale! Pues me apunto a la Universidad a distancia y me lo saco durante los fines de semana.

Peeeeero… resulta que para acceder a ese Postgrado necesita haber hecho antes el “Grado superior de Educación Física Gramenawer” (me lo invento también) que dura tres años.

Uy uy uy… madre mía, ¡a este paso no me lo voy a sacar nunca! ¿Y cuanta pasta me va a costar esto? No sé, no sé…

 

¿Qué puede hacer nuestra amiga?

Opción a) Renunciar a su loca idea. Seguir trabajando en la multinacional y yendo al gimnasio como el resto de los mortales.

Opción b) Tirarse 5 años estudiando Grado y Postgrado a distancia, sufriendo de lo lindo para compaginarlo con su vida laboral y personal. Acaba trabajando como sustituta de su profe dos tardes a la semana durante 6 años más y cuando la profesora se jubila ella coge el traspaso del gimnasio.

 

Conclusión:

En la opción b) Fidencia consiguió hacer realidad su sueño después de un largo camino, no exento de sufrimiento y penurias.

Seguramente ahora se esté planteando qué hubiera pasado si en lugar de estudiar Económicas hubiera estudiado desde un principio otra carrera más acorde con su verdadera vocación.

¿Se hubiera acortado el camino hacia su objetivo? Nunca lo sabremos  🙂

 

 

Ejemplo 2: Cirilo y su bebé.

Cirilo es padre de un bebé de tres meses. Se queja de que su bebé llora continuamente y no puedo hacer nada porque todo el rato le pide brazos.

Lo deja en el moisés: llora. Lo coge en brazos: no llora. (Os suena)

Su madre, su suegra, su prima, la panadera… le dicen:

Te toma el pelo. Déjalo llorar, que no pasa nada. Si luego se acostumbran.

Pero a Cirilo le remueve las entrañas ver llorar a su criatura de esa manera.

Camino difícil: nuestro amigo hace caso a los consejos. Después de meses de llantos y tensión por parte de ambos, el bebé se ha resignado a que va a estar en la cuna si o si y ya no llora. A Cirilo, en cambio, algo le duele en el alma y tiene la extraña sensación de que ha ido en contra de sus instintos.

Camino fácil: Cirilo se compra un portabebé y lleva a su hijo encima a todas partes. Él tiene los brazos libres, siente que ha ganado en autonomía y además el bebé está contentísimo.

 

Conclusión:

En ambos casos Cirilo ha conseguido el objetivo. Pero el grado de sufrimiento hasta llegar a él ha sido totalmente diferente. ¿Lo ves?

Con estos ejemplos quiero ilustrar lo que yo considero el camino fácil. Y para llegar a él, lo mejor es seguir el instinto y el corazón.

Puede que nos equivoquemos, si. Pero también nos podemos equivocar si hacemos lo que nos dicen otros.

Si nos ponemos impedimentos y resistencias.

Si nos dejamos dominar por el “qué dirán”, el “no es posible”, el “me va a salir mal”, el “todo el mundo lo hace de esta manera”.

Espero que esto haya abierto en vuestros corazones un pequeño espacio para la reflexión.

Día a día, seguiremos buscando nuestro camino fácil 🙂

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