A raíz del post sobre lo que podíamos aprender de las personas tóxicas, algun@s me habéis contado vuestra situación personal. Es cierto que hay ocasiones en las que no podemos alejarnos físicamente de esa persona (porque vive o trabaja con nosotros), por lo que sobrellevar el día a día resulta una tarea agotadora.
Si no nos atrevemos a enfrentarnos directamente con esa persona, o simplemente no nos apetece encontrarnos en una situación incómoda, podemos llevar a cabo la siguiente visualización.
Os aseguro que funciona y que notaréis los resultados.
Actuaremos desde el mundo sutil y acabará manifestándose tarde o temprano en el mundo físico.
Visualización para cortar con personas tóxicas
Esta técnica me la enseñaron para solucionar cuentas pendientes con personas que ya no están en nuestra vida. Bien porque han fallecido o porque perdimos el contacto. Pero se puede aplicar perfectamente (y de hecho, funciona MUY bien) para cantar las cuarenta a las personas tóxicas con las que tenemos que convivir a diario si o si.
¿Quieres aprender cómo funciona?
Empezamos…
Siéntate en un lugar tranquilo en el que sepas que no te van a interrumpir durante un buen rato. También puedes hacerlo tumbado en la cama pero… corres el riesgo de dormirte, te aviso.
Cierra los ojos y realiza tres respiraciones profundas.
Imagínate que tienes delante a la persona con la que quieres hablar. Los dos estáis frente a frente, sentados a la misma altura, mirándoos.
Habla primero tú y luego deja hablar
Dile a esa persona TODO lo que piensas de ella y lo que te hace sentir. No te cortes. Desahógate. Llora y grítale si hace falta; la conciencia de esta persona ha venido hasta tí para escucharte y lo va a hacer.
Cuando creas que no tienes nada más que decirle otórgale a ella el turno de réplica. Déjala hablar y escucha lo que tenga que decirte.
Tal vez sientas que primero se queda sin palabras, estupefacta ante la “osadía” suprema de enfrentarte a ella de esa manera.
Y tal vez no sepa qué decir.
Incluso percibirás que se queda extrañada, como si no fuera consciente de que causara tal efecto en los demás.
Si ves que no dice nada, anímala a hablar de nuevo.
Seguramente entonces te dará información muy interesante… sobre su vida, su situación personal, tal vez algo referente a su pasado (o de sus antepasados, no te extrañe escuchar historias antiguas).
Cuando notes que la persona no tiene nada más que decirte, es hora de que lleguéis a un pacto.
El pacto de convivencia
Hasta ahora los dos habéis hablado de cómo os sentís, de vuestros motivos y de vuestras razones. Y ha llegado la hora de pactar los términos de vuestra convivencia.
Marca tus límites y dile cómo te gustaría que te tratara a partir de ahora.
Si lo que quieres es que se aleje de ti, díselo también, agradeciéndole el tiempo que ha estado enseñándote y haciéndote de espejo.
Si tienes que convivir con esa persona, establece unas normas básicas: “me gustaría que a partir de ahora me trataras…”, “dejarás de hacerme sentir…”
Lo fundamental es que la fase de pacto se establezca en términos de respeto.
Ya no te estás desahogando (eso lo hiciste antes, o lo debiste hacer), así que puedes marcar tus límites desde una sensación de calma y firmeza.
Intenta usar frases positivas evitando en lo posible usar la palabra “no” (energéticamente le llegará mejor).
Pregúntale si está de acuerdo y si quiere decir algo al respecto. Seguramente tengas la sensación de que la cara de esa persona ha cambiado ligeramente, que sonría o que parezca que se haya liberado de un gran peso.
Decíos adiós y observa cómo la persona se levanta de la silla y se aleja.
Realiza tres respiraciones y vuelve de nuevo a la realidad…poco a poco abre los ojos y nota cómo te sientes.
Bueno, pues eso es todo.
Fácil, ¿verdad? No dudes en ponerlo en práctica. Ya me contarás cómo te ha ido y si has notado cambios en la relación con tus personas tóxicas 🙂
¡Abrazos!