- Planifica qué quieres hacer y para qué.
Si es una limpieza de tu casa, dedica un tiempo a pasearte por ella sintiéndola, para ver qué zonas necesitan más atención.
Fíjate en todo: puertas, esquinas, rincones… qué habitación es más luminosa, cuál está más fría, qué sientes en cada una de ella… apunta mentalmente o en un papel todo lo que te venga o intuyas.
Si es un ritual para ti o los tuyos (siempre pide permiso previo para tratar a otras personas), realiza una pequeña meditación para sentir(te) y detectar tus necesidades más urgentes.