En primer lugar aclararé un par de puntos:
1) Decirte que lo que voy a explicar no tiene ninguna base científica ni psicológica, el nombre del artículo es totalmente inventado.
2) Mi respeto profundo a todas las personas que estén pasando por un proceso de estrés postraumático “real”, entendiendo “real” como que ha sido causado por algo del mundo tangible (accidente, violación, enfermedad, muerte…)
Un trauma vivido en sueños
Llevo varias noches soñando con eventos donde lo paso mal.
Seguro que a ti te ha pasado infinidad de veces también.
Pero es curioso porque en cosa de un mes, están siendo como bastante frecuentes.
Estos sueños, aunque pueden ser algo diferentes, tienen cosas en común:
- No estoy sola, hay mucha gente a mi alrededor.
- La gente de mi alrededor también parece estar pasándolo igual de mal que yo (o peor).
- Estoy en una ciudad y veo como se destruyen edificios.
- Siento que soy perseguida o me paso el sueño huyendo del desastre.
¿Qué ocurre al despertar?
Cuando despierto lo primero que pienso es “joer, vaya noche que he pasado”, y la sensación de malestar en el cuerpo se queda ahí durante bastante rato.
Al cabo del día noto que voy un poco zombie, como que no he acabado de aterrizar del todo.
De vez en cuando tengo “flashes” del sueño vivido, sobre todo de momentos en los que he pasado angustia de verdad.
Son flashes que vienen de repente y sin sentido aparente, pero que si te vienen cuando estás charlando con alguien o intentando mantener una conversación, pues te descoloca mucho e incluso sientes como si te diera un vuelco en el corazón.
Es como si tu cerebro estuviera reviviendo algunos tramos de ese sueño una y otra vez.
Leyendo sobre trauma en páginas de psicología encontré el término estrés postraumático, que genera una serie de síntomas en la persona tras un suceso especialmente doloroso.
Y vi que los síntomas se parecían mucho (salvando las distancias) a las percepciones que estaba teniendo tras mis sueños.
A esto se le suma algo que no debemos olvidar: para la mente inconsciente TODO ES REAL.
Y cuando digo todo, es todo.
Nuestra mente racional puede poner las cosas en su sitio y diferenciar si estás viendo una película, si estás leyendo un libro, imaginando algo o si has tenido un sueño.
Pero el inconsciente sentirá como igual de REAL un sueño que algo que te haya pasado en la vida física.
Es por tanto que se me ocurrió acuñar este término: “estrés postraumático onírico” para englobar todos esos síntomas sutiles que muchos tenemos, a lo largo del día (e incluso días!!) después de soñar con algo especialmente traumático.
Y ¿esto cómo se arregla?
Debemos tratarlo como un trauma real, aunque sepamos con nuestra mente racional que no nos ha pasado nada, que estábamos simplemente durmiendo en nuestra cama.
Y que, de haber pasado algo, ha ocurrido en otros planos (o en otras realidades sutiles, pasadas y/o futuras).
Pero nuestro cuerpo presenta síntomas porque el cerebro, a instancias de la mente inconsciente, ha desencadenado los mismos mecanismos que presentaría ante un suceso real.
Cortar vínculos y testar si hay que sanar algo más.
- Cortar vínculos con el suceso o sucesos que aparecen en el sueño.
- Cortar vínculos con los perseguidores o atacantes que aparecen en el sueño.
- Testar si hemos sufrido un daño energético y en qué parte del cuerpo está.
- Preguntar si detrás del sueño subyace algo que tengamos que sanar en nosotros (un miedo actual, alguna inseguridad, una emoción oculta, una sombra reprimida, algo de la infancia…)
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Con amor,
Buenos días.
Casualmente, hace poco también tuve un sueño que me dejó un poco de “estrés postraumático onírico”. En el sueño, que no recuerdo en su totalidad, lo que más recuerdo es que decenas de mujeres que conozco de hace poco o de hace muchos años estaban en un precipicio y abajo había un río enorme. El espacio era un lugar de la naturaleza, me parece. Todas las chicas de repente parecían unidas por algo en lo que no estaban de acuerdo y se empezaron a tirar al agua. Serían de 30 a 40 chicas. Y recuerdo pasarlo muy muy mal porque quería impedir que se tiraran y ahogaran como fuera, incluso cuando quedaban pocas chicas en tierra, me tiré al río para intentar salvar a quien pudiese, pero ya se habían ahogado muchas de ellas, y estaba horrorizado.
Me desperté de inmediato y después de varios días sigo con la sensación en el cuerpo.